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Falta a la Probidad: Una Amenaza para la Ética y la Confianza en la Sociedad

por Joaquín Iturra de la Jara

 

La probidad es un valor fundamental en cualquier sociedad. Se refiere a la honestidad, integridad y rectitud en el actuar de las personas, especialmente en el ámbito público. Sin embargo, lamentablemente, en los municipios, gobiernos regionales, congreso y en los Gobiernos, la falta a la probidad se ha convertido en una preocupante realidad.

Pero saben, necesito que entendamos bien de qué se trata la probidad, para que después, no diga que no le dijimos.

La falta a la probidad se manifiesta de diversas formas, desde actos de corrupción y malversación de fondos, hasta conductas deshonestas en el ámbito profesional y personal. Estas acciones no solo afectan a las personas directamente involucradas, sino que también erosionan la confianza en las instituciones y en la sociedad en su conjunto.

Ejemplo de lo señalado, en el último mes corren muchos cuestionamientos por traspasos de fondos a fundaciones en distintas regiones de Chile, Antofagasta, La Araucanía, Santiago, Atacama, O’Higgins, entre otras muchas más. Todas ellas involucradas por  recibir, distintos aportes millonarios.

Lo más impresentable, es que algunas fundaciones no pueden, si quiera, acreditar experiencia, o son creadas, «en el minuto 90», con la sola intensión de poder acceder a estos recursos. Estas fundaciones son especialistas y se enfocan en desarrollar actividades, acciones o gestiones, en distintas líneas, pero como siempre muchas de ellas apuntan a utilizar a los más vulnerables en sus causas, pero finalmente estas actividades, no se realizan, están sobre valoradas, pero si cumplen un objetivo, poder levantar candidatos o sucesores en escaños del congreso, concejos municipales o alcaldías.

Una de las consecuencias más perjudiciales de la falta a la probidad es la pérdida de confianza. La confianza es un pilar fundamental en cualquier relación, ya sea entre individuos, entre ciudadanos, municipios y gobierno, o entre empresas y consumidores. Cuando la probidad se ve comprometida, la confianza se resquebraja y se genera un ambiente de desconfianza generalizada. Esto afecta no solo a las relaciones personales, sino también a la economía y al desarrollo social.

Además, la falta a la probidad también tiene un impacto negativo en la ética. La ética se refiere a los principios morales que guían nuestro comportamiento y nuestras decisiones. Cuando se viola la probidad, se socavan estos principios y se abre la puerta a la justificación de acciones inmorales. Esto crea un ambiente en el que las personas pueden sentirse tentadas a actuar de manera deshonesta, ya sea por beneficio personal o por presión externa.

Es importante destacar que la falta a la probidad no solo afecta a nivel individual, sino que también tiene consecuencias a nivel colectivo. Cuando los líderes y las instituciones carecen de probidad, se generan desigualdades y se perpetúan injusticias. Los recursos públicos se desvían hacia intereses privados, dejando a la sociedad en general desprovista de los servicios y oportunidades que merece.

Entonces, haga el siguiente ejercicio: imagine como se viene el panorama político para las próximas elecciones municipales, parlamentarias y presidencial, si no logramos asomar la cabeza del agua y sobrevivir a esta suerte de ruleta rusa, que al parecer tenía más de una sola bala. Muchos esperan o ven como una solución plausible, un nuevo acuerdo, de lo más transversal en el espectro político. Acuerdo, que muchos esperamos para solucionar pensiones, salud y educación, que son, rezaba un candidato, «los grandes dolores de Chile».

La manera correcta para abordar la falta de probidad, es promoviendo una cultura de integridad y transparencia. Esto implica fomentar la educación en valores desde temprana edad, así como fortalecer los mecanismos de control y sanción a nivel institucional. Además, es fundamental que los líderes y las autoridades den el ejemplo y actúen con probidad en todas sus acciones. Los  esfuerzos para acuerdos, en cocinas, living, salas de reuniones u otro espacio,  déjenlos para el Congreso. Así con celeridad sacar adelante necesidades urgentes demandadas por todas y todos, a lo largo y ancho de nuestro país y también para el Consejo Constitucional. Así, este no se escape por las ramas republicanas solamente.

La falta a la probidad es una amenaza para la ética y la confianza en la sociedad. Debemos tomar conciencia de la importancia de actuar con honestidad e integridad en todos los aspectos de nuestra vida. Solo a través de la promoción de una cultura de probidad podremos construir una sociedad más justa, equitativa y confiable. Así también también podremos crear la mejor estrategia comunicacional y sacar adelante a nuestras candidatas y candidatos en las próximas elecciones.

Ahora dejémonos de pamplinas, si estamos libre de pecado lancemos la primera piedra.

¿Sigamos avanzando?

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